Veinte años ya. Parece que fue ayer cuando una profesora en el instituto me recomendó ante tanta avidez literaria asomando ya por algún sitio, «El alquimista impaciente». Cada vez que Lorenzo Silva publica algún nuevo títuto de la saga de Bevilacqua y Chamorro no puedo evitar coger aquel libro de bolsillo que mi madre me compró, aún con la pegatina de una librería extinta de Sevilla, hojearlo, recordar esos momentos de auténtico placer lector y enganche absoluto a unos personajes que me han ido acompañando entre lecturas deslumbrantes e infumables durante tantísimos años. Y es que, cuando nos adentramos en los casos de esta pareja de Guardias Civiles, veinte años no son nada.
Una vez más el autor hace gala de estar a la última. Volvemos al límite de nuestras fronteras, en esta ocasión mi querida costa gaditana con más de una pincelada gibraltareña. Los que somos del sur y nos gusta ir más aún al sur sabemos un poquito lo que se cuece, simplemente porque se puede sentir e incluso ver sin tener demasiada suerte los movimientos relacionados con el narcotráfico en esas playas paradisíacas que nadie debería perderse. Os cuento una costumbre de colegas: tal y como empezamos a sentir la humedad en la piel acercándonos con felicidad a ese horizonte tan deseado, decimos al unísono: «En Barbate, atún y chocolate» (No os perdáis su atún, por favor). Ya os podéis hacer una idea… Pero a lo que vamos, Lejos del corazón, última aventura de la benemérita más famosa del país. Ya os he situado en el contexto que se desarrolla, sobre la trama, a pesar de la publicidad que hemos recibido de distintos medios y críticas y tal como era de esperar por la zona y la actualidad, no es el narcotráfico, al menos no es el eje central de la novela. Es parte del escenario, del desarrollo, del espejo que Silva nos pone delante para ver con más nitidez la realidad de nuestro país; pero no es el eje central de la historia. El centro de todo es la delincuencia cibernética, esta nueva modalidad de hacer dinero ilícito aunque los instintos que lo acompañan sigan siendo tan primarios y malos como siempre: la codicia, la falta de límites y de empatía hacia el prójimo. Atrás quedaron los políticos asesinados y la malversación urbanística, también las guerras lejanas que tocan a los nuestros, ahora los malos se esconden detrás de la pantalla de un ordenador.
Un chico de veinticinco años, jefe de una empresa informática, desaparece en la zona del campo de Gibraltar. Reclaman a la familia para su rescate justo la gran cantidad de dinero que el joven guardaba en su casa. Después de ser pagado sin la vuelta del secuestrado, la familia lo pone en conocimiento de la Guardia Civil, caso encomendado a nuestra pareja favorita que acude a la zona junto con su equipo para intentar en primer lugar, hallar al muchacho con o sin vida, y en segundo, empaparse del cibermundo del que se rodeaba el desaparecido y que le hacía llevar una vida de lujos poco convencional. Ya os digo que Lorenzo Silva está a la última, palabras como Bitcoins no se os olvidarán después de leer Lejos del corazón. Dinero virtual, mafias de toda la vida y los mismos miedos y barreras que rodean a nuestros protagonistas que avanzan en edad y experiencia. Esperemos que, a pesar de leer en más de una ocasión a Vila diciendo que le queda poco para la jubilación, aún nos entretengan con nuevos casos a sus fieles seguidores, esperemos que como mínimo duren en activo otros veinte años más.