¿Quién se resiste a este título? Desde luego los amantes de los libros nos tiramos de cabeza sea cual sea su interior, ya después veremos si nos gusta, pero el impulso más primario al ver «La niña que salvó los libros» siempre será volvernos literalmente (y literariamente) ansiosos. Buen trabajo de antemano, pero es que su interior tampoco defrauda, en especial las ilustraciones que lo acompañan. Os cuento:
La historia que nos trae Hagrerup es un cuento para niños y niñas a partir de siete u ocho años aproximadamente. No es corto, pero tampoco se hace largo para lectores de estas edades. Lo que destila la historia de La niña que salvó los libros es el amor incondicional a los libros de una niña que hará cualquier cosa para que no desaparezcan ni caigan en el olvido.
Anna no quiere cumplir años, le da mucho miedo hacerse mayor. Su mayor pasión es ir a la biblioteca, charlas con la bibliotecaria y llevarse libros que seguir conociendo. Hay otro señor que siempre está por allí con el que no tiene especial relación. Un día se entera que todos los libros que no se leen se destruyen, la biblioteca no puede seguir albergándolos. De esta manera se propone leer y leer para que eso no ocurra, su misión será salvarlos así que empieza a llevarse a casa grandes cantidades de libros y no parar de leer. Un día uno de esos libros le llama especialmente la atención, comienza a leer «El bosque encantado» y justo cuando va a terminarlo descubre que no tiene final. Intenta encontrar más ejemplares del cuento, pero no hay manera, tiene que saber cómo termina. Con la ayuda de amigos tampoco es posible encontrar otro libro y leer ese ansiado final, así que se propone descubrir quién es el autor, está firmado bajo un seudónimo y tampoco será fácil la tarea. Con esta misión Anna llegará al final de «El bosque encantado» de una manera que no esperaba.
Ya véis, un libro tierno, de puro amor donde los auténticos protagonistas son los libros, muy recomendable para aquellos que estén descubriendo su magia, su adicción y todo lo que encierra este nuestro mundo, pero lo que realmente quiero destacar de La niña que salvó los libros son las ilustraciones que acompañan la historia. Son realmente maravillosas, y aunque quede raro decirlo creo que no van muy acorde con la historia en sí, no porque no tengan nada que ver con lo que se cuenta, evidentemente reflejan las historia narrada, sino porque son ilustraciones dirigidas a un público más adulto. De verdad que merecen mucho la pena, tienen una cantidad de detalles impresionantes, parecen fotografías en lugar de dibujos. Las luces encendidas parecen de verdad, los colores oscuros, los libros que llenan cada rincón. Creo que la riqueza de estos dibujos están destinados a un lector más adulto, no obstante es un buen punto de partida en el mundo de las ilustraciones para aquellos pequeños lectores que amen los cuentos y quieran seguir descubriendo qué maravilloso es todo lo que les rodea.
Aquí tenéis una opción más que recomendable para niños (y los que no lo son tanto) que seguro hará las delicias de cualquier amante de la literatura. Sólo con leer el título ya tendremos medio objetivo conseguido.